lunes, 19 de mayo de 2014

Presentación de la novela, la condesa de la Alhambra, por Maria Eugenia Rufino, concejal de cultura de Salobreña.

Bienvenidos y buenas tardes a todos.
Debo empezar dando las gracias a Pedro Blanco Naveros, autor de esta obra que hoy presentamos, La Condesa de la Alhambra, por decidir llevar a cabo este acto en Salobreña.
Como responsable de cultura quiero también agradecerle a la editorial Alhulia su trabajo por esta edición, desde el orgullo que supone contar en nuestro pueblo con profesionales de este ámbito del mundo literario, y por aportar a la cultura la parte tan importante que supone la edición.
Y a la cantaora Lidia Plaza y al guitarrista Gabriel Pérez, agradecer también hoy su presencia. Ellos acompañarán con su arte en la segunda parte de la presentación de esta novela.
Pedro Blanco Naveros es natural de Huelva y en la actualidad reside en Almería, su ciudad adoptiva, mirando siempre al mar, a barlovento, su gran pasión. Estudió en: Granada, Zaragoza y Madrid y es Militar de carrera de la Guardia Civil y Licenciado en Psicología Clínica, residiendo por razones de trabajo en diversos puntos de España: Granada, Huesca, San Cristóbal de la Laguna (Tenerife), Valdemoro, Madrid y Almería.
Es un activo colaborador del Instituto de la Mujer, siendo un analista muy valorado de las causas y desencadenantes psicológicos de la violencia contra las mujeres.

         Ha recibido galardones como el Premio Periodístico del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y ha desarrollado una notable labor como orientador y conferenciante para varios cuerpos de Seguridad del Estado.

Es co-autor del libro “Psicología” y de la obra “Violencia contra la mujer.”

Y además de “La Condesa de la Alhambra”, ha publicado también con la editorial Alhulia la obra de narrativa “Veintiuna historias de amor” y con la editorial Almuzara el ensayo "El Centinela que nunca duerme: El Cerebro".

Cuando mi amigo Antonio me habló de la posibilidad de presentar esta novela me dijo que es una historia durante la guerra civil, que está basada en hechos reales y en la que se nombra mucho a Salobreña.
Ser Concejal no sólo acarrea preocupaciones y pocas horas libres. Afortunadamente tiene placeres como éste, como el de presentar un libro, que es un orgullo. Más orgullo aún si el libro tiene algo que ver con Salobreña. Si además de todo esto se trata de un buen libro, pues hay un alto componente, casi egoísta, de satisfacción personal.
Y os aseguro que La Condesa de la Alhambra es un buen libro. La novela comienza sin titubeos, sin introducciones innecesarias. Desde sus primeras líneas te sumerges en sucesos terribles que nos transportan sin remedio a oscuros periodos de nuestra historia. Corría el segundo bienio de la II República Española cuando Curro, un joven gitano de apenas 16 años, acaba con la vida de dos Guardias Civiles en los Guájares.
Una de las excelencias de esta novela es la precisión y documentación histórica con que cuenta. Me llama la atención la capacidad de Pedro para colocarnos en momentos muy precisos, saltando de un acontecimiento a otro magistralmente. Los hechos históricos son el hilo conductor de la novela; sin embargo es el interés por cada personaje, en determinados momentos de sus vidas, lo que nos embarca en un viaje continuo en el tiempo, a barlovento y a sotavento, según la intención del autor en cada momento. Y así va tejiendo todo el tramado humano que compone la novela.
El mismo día en que nació Curro, nace también Juan, el condesito. Otra de las virtudes de este libro es que junto a la precisión histórica incluye muchas curiosidades, fruto sin duda no sólo del arduo trabajo documental del autor sino también de un bagaje cultural importante y de un vasto conocimiento en su haber.
Por fechas en las que Alfonso XIII se había trasladado a París, en las que una ruleta eléctrica (origen de la palabra estraperlo) del casino de San Sebastián supone el principio de la caída de la II República, por un escándalo de corrupción política de los que hoy día nos resultan tan familiares, se produce también el asesinato del teniente Castillo y la venganza con la muerte de José Calvo Sotelo (¡¡¡El Protomártir de la Cruzada!!!).
Ángel y Jacinto, Guardias Civiles, son destinados a Salobreña y la Herradura respectivamente. En julio del 36 son reclutados. Vicente es otro Civil destinado a asuntos burocráticos en Madrid. Allí conoce a Candelaria, su vecina, que es hija de un Carlista. A estas alturas de la novela ya hemos podido revivir episodios muy trágicos de y oscuros de nuestra historia. Y entre tanta muerte, la de Federico…
En Granada, la represión ordenada por el Coronel Muñoz, nuevo gobernador militar, auxiliado en su macabra tarea por el conde de los Guájares, era feroz. Las tapias de los cementerios se llenaban de cadáveres nocturnos, en su inmensa mayoría anónimos y así quedaban enterrados, posteriormente, en un osario, tan desconocidos como en un principio, con una notable excepción: Bajo un olivo verde, en las tierras verdes de su querida Granada verde, recibe Federico su muerte verde, entre sombras verdes llenas de envidias. Llora Granada. Llora España el adiós de un poeta.
Federico García Lorca fue fusilado, el día 19 de agosto de 1936, bajo un olivo y arrojado su cuerpo común.
No era Militar, no era del Frente Popular, no era político, tan sólo era un poeta.
Hay otro pasaje, en esos vaivenes de la novela de que os hablaba al principio, que también me llamó mucho la atención. Se trata del día en que Curro va por primera vez a la playa y viene a Salobreña.
Permitidme leer de nuevo …
Se bañaron vestidos, chapoteando en el agua. Fue un día inolvidable. Comieron queso de cabra hecho en casa, huevos cocidos y una gran sandía cultivada en el huerto del cortijo y que enterró padre en la orilla para que luego estuviera fresquita.
Casi segura estoy de que todos en esta sala de niños hemos comido más de una vez sandía enterrada en la orilla del mar. Esta es otra cualidad de Pedro. Destaca su extremada maestría para evocar recuerdos a través de olores, colores y sabores, casi controlando nuestros sentidos a su antojo.
Curro es amigo de Ismael desde la infancia. Ocurría por entonces la invasión de tropas por la Costa, la desbandá y otros episodios tan horribles como ver a nuestras madres e hijas con la cabeza rapada y obligadas a beber aceite de ricino… paseadas por las calles como trofeos de la sinrazón.
Podréis ver en toda la novela las miserias más absolutas del ser humano, las vilezas que el hombre es capaz de cometer… porque tras comenzar la Guerra Civil comenzaron también otras guerras: la guerra de la represión, la guerra del hambre y la guerra del monte, la de los maquis.
Pero que mis palabras no os den una falsa sensación. La Condesa de la Alhambra es por encima de todo una de las historias de amor más bella jamás contada. Contada y cantada. Curro es cantaor, cantaor de flamenco. Curtido por los montes, por la soledad, por la muerte de su padre, por una madurez prematura y por su sangre gitana. Y acompañado de su guitarra de palo santo que le regaló el maquis.
La sala quedó embrujada. Ni cuchicheos siquiera. Aquella magnífica voz era mágica y tan bella y poderosa que atrapó a todos los asistentes, que quedaron arrobados, fuera de sí, mientras transmitía la angustia de Curro en las abruptas tierras, con recuerdos de su infancia y adolescencia dolorida, su pena por tanto sufrimiento.
Ya no es Celia y unos pocos los que conocen su arte. Un arte capaz de enamorar a Granada y también a Dácila, que quedó embrujada por la magia de esos ojos negros flamencos.
Hay mucha belleza en esta novela. Hay una historia bella y una bella estética que decora Pedro con la profunda sencillez de sus diálogos.
- Adiós, Curro, le diré a Yatero que he conocido a un hombre con edad de niño.
- Te echaré de menos, Ignorado. Añoro a padre y después de tanto tiempo, al dormir a tu lado me he sentido seguro.
Ambos se dieron un abrazo. Ignorado se adentró en la sierra con su metralleta y un pequeño saquito con alimentos del cortijo. Curro por el sendero, en sentido opuesto, cuesta abajo se fue hacia Guajar Alto, sobre su carro, cantando fandangos al ritmo del trote de su mula.
Sería un placer seguir contándoos todo lo que ocurre desde el inicio de esta historia de amor hasta el final del libro. Pero no puedo hacerlo sin desvelaros cosas, que os privarían del placer enorme que yo he sentido recorriendo las páginas de la novela. Es una historia de amor, es una historia de guerra y de absoluta injusticia… que ocurrió y que desgraciadamente no nos es tan lejana aún.
- Da igual, Celia. En la justicia que tenemos no importa conocer la verdad. Se juzga por intereses, siempre ha sido así y lo seguirá siendo. Manda el poderoso, dando sus propias directrices y lo único que le preocupa es maquillar su verdad para que parezca menos escandalosa. La justicia está hecha para los ricos y en contra de los pobres.
Y también es una historia de amistad, de lealtad, de la nobleza de las almas puras, que, para consuelo de los que aún creemos en el ser humano, existen y deben seguir existiendo mientras queden hombres y mujeres íntegros sobre la faz de la tierra. Gracias Pedro por esta novela y os deseo a todos y todas que disfrutéis y aprendáis con ella, tanto como lo he hecho yo.

5

No hay comentarios:

Publicar un comentario